Microempresas de mujeres II

Dejando aparte sus diferencias, las microempresas dirigidas por mujeres generalmente presentan ciertas características comunes:

– Se establecen con las capacidades de que se dispone (se desarrollan en torno a la esfera doméstica) y con un capital exiguo.

– La mayoría de ellas no están registradas y operan en el sector no estructurado de la economía.

– En muchos casos, realizan la producción en el hogar, por lo general en los mismos recintos en que se ejecutan otras actividades domésticas. En ocasiones, las mujeres se instalan en el mercado mientras fabrican sus productos (por ejemplo, artículos de cestería), venden, cocinan y cuidan de sus hijos.

– Dependen en gran medida de los trabajadores de la propia familia (remunerados o no remunerados).

– Suelen concentrarse en los sectores menos rentables. La producción abarca por lo general una gama bastante reducida de bienes de consumo (prendas de vestir, productos tejidos y alimentos procesados) y artesanías. En la mayoría de los casos, estos sectores están relacionados con las tareas tradicionalmente efectuadas por mujeres.

– Dado que en la mayoría de los casos la actividad económica se lleva a cabo sin abandonar los quehaceres domésticos y, en las zonas rurales, compaginándola con las tareas agrícolas, las mujeres no pueden dedicarle una atención continua. No se aprecia una división nítida entre el hogar y el negocio, ya sea en lo que se refiere a la asignación de tiempo o a los flujos financieros (la reinversión a menudo está sujeta a la previa satisfacción de las necesidades básicas de la familia). La carga de trabajo total es considerable.

– La propietaria/administradora ejecuta ella misma todas las funciones. Las funciones de comercialización y de gestión son rudimentarias y están poco diferenciadas.

– La producción se comercializa localmente (como ocurre con frecuencia con los bienes de consumo locales) o está destinada a los mercados del turismo y la exportación (como sucede por lo general con los artículos de artesanía).

– Dependiendo del entorno sociocultural y de los servicios de transporte, las mujeres pueden comercializar directamente su producción o recurrir a intermediarios: miembros varones de la unidad familiar o comerciantes (incluso prestamistas).

– Según cual sea el entorno sociocultural y jurídico, las mujeres pueden controlar o no completamente los ingresos provenientes de sus actividades económicas. En muchos casos, los miembros varones de la unidad familiar ejercen su control sobre esos ingresos. Por regla general, las mujeres pierden cierto control cuando no pueden comercializar su propia producción. Ahora bien, las mujeres que realizan actividades comerciales es más probable que controlen los ingresos resultantes de sus negocios.

Se debe poner de relieve que las empresas dirigidas por mujeres no pueden ser consideradas aisladamente del entorno económico y sociocultural en que se desenvuelven. Este entorno puede ser propicio o no para el fomento del empresariado femenino. Los valores sociales, tales como la subestimación de la función económica de las mujeres, la existencia de estereotipos en cuanto a las funciones propias de cada sexo, el acceso limitado de las mujeres a ciertos tipos de formación profesional, las políticas o la legislación son factores que influyen en cierta medida en las condiciones de creación, supervivencia y desarrollo de las empresas dirigidas por mujeres o que pueden incluso excluir a éstas de importantes segmentos del sector de las microempresas y de las pequeñas empresas (por ejemplo, las empresas con un alto potencial de crecimiento.

III. Intervenciones destinadas a ayudara las empresarias

3.1.Tipos de intervención

En reconocimiento del potencial de las MPE como fuentes de empleo, se han puesto en marcha muchos programas encaminados a fomentar la capacidad empresarial en general y la de las mujeres en particular.

Esos programas pueden contener los elementos siguientes:

  • formación profesional para impartir conocimientos a los empresarios potenciales o para aumentar la capacidad de los empresarios actuales (para mejorar la productividad y la calidad de la producción);
  • formación gerencial;
  • concesión de créditos (con fines de inversión o como capital de explotación);
  • asistencia en materia de comercialización;
  • otros servicios de apoyo (por ejemplo, información, tecnología, viveros de empresas, relaciones entre empresas e intersectoriales, subcontratación y servicios de asesoría);
  • gestiones tendientes a facilitar la participación de las mujeres en las actividades económicas por medio de la organización y el financiamiento de diversas actividades de apoyo (por ejemplo, guarderías,suministro de material y equipo para facilitar las tareas domésticas, alfabetización y nociones de cálculo aritmético elementales, discusiones de grupo para aumentar la toma de conciencia social sobre la función de la mujer);
  • acciones para facilitar la creación de agrupaciones de mujeres.

Entre esas diferentes formas de intervención, las más corrientemente utilizadas son la formación y el crédito.

3.2. Suministradores de servicios de apoyo a las microempresas y a las pequeñas empresas

Un número cada vez mayor de organizaciones (públicas, semipúblicas o privadas) se interesan por promover el acceso de las mujeres a actividades económicas, ya sea por medio de actividades generadoras de ingresos o del fomento de la capacidad empresarial. Estos servicios de apoyo se prestan por organizaciones intermediarias, tales como:

. organizaciones gubernamentales y organizaciones semipúblicas: agencias de desarrollo industrial, oficinas de desarrollo artesanal, agencias de comercialización, centros de formación en materia de gestión, instituciones financieras que proporcionan créditos a las pequeñas empresas, institutos técnicos, etc.;

. organizaciones no gubernamentales (ONG): locales, nacionales o internacionales;

. asociaciones profesionales (cámaras de comercio, asociaciones sectoriales, asociaciones de comerciantes o de exportadores, etc.). Existe cada vez más la tendencia a que las empresarias establezcan sus propias asociaciones y proporcionen asesoramiento a otras empresarias recientemente establecidas;

. organizaciones de empleadores y de trabajadores.

Además, algunas empresas del sector privado pueden también proporcionar bienes y servicios remunerados – acompañados algunas veces de asesoramiento – a las microempresas y las pequeñas empresas.
Se trata, en particular, de abastecedores de bienes de equipo y de piezas de repuesto; de suministradores de materias primas y de insumos intermedios, de empresas que ofrecen servicios de mantenimiento y de reparación; de empresas de transporte; de exportadores; de bancos privados y prestamistas, y de empresas consultoras. Con frecuencia son medianas o grandes empresas que, sobre todo, tienen como objetivo una clientela de grandes empresas tanto públicas como privadas.

3.3. Planteamientos

Dependiendo de la naturaleza y de los objetivos de las organizaciones intermediarias, los planteamientos adoptados para proporcionar servicios de apoyo a las microempresas pueden ser muy diferentes:

. planteamiento «orientado hacia el bienestar social» (es decir, centrados principalmente en acciones a corto plazo para aliviar ciertos aspectos de la pobreza) o «económico» (centrado en el desarrollo empresarial);

. planteamiento minimalista (sólo crédito o sólo formación) en oposición a un planteamiento a modo de paquete (combinación de varios componentes);

. planteamiento de cobertura sectorial o multisectorial;

. planteamiento orientado hacia las empresas de todos los tamaños o específicamente hacia las microempresas y las pequeñas empresas;

. planteamiento orientado hacia las empresas existentes o hacia los empresarios potenciales;

. planteamiento a nivel nacional o local;

. planteamiento neutro con respecto al género o específico para las mujeres, y

. por último, y esto ocurre con frecuencia en lo que se refiere a las actividades remunerativas para las mujeres, planteamiento orientado hacia grupos más que hacia empresarios individuales.

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